Laurent Fignon. Yo mismo y nada más, en síntesis. Ni un espectro ni una
encarnación. Sólo un hombre que hizo todo lo que pudo para abrirse camino hacia
la dignidad y la emancipación. Para ser un hombre.
No tenía miedo a nada a la hora de ser yo mismo.
Uno entre tantos. En la desmesura y en el amor.
Siempre insumiso.
Siempre vivo.
Éramos jóvenes e insconscientes.
Laurent Fignon
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